sábado, 15 de septiembre de 2012


En mi materia de "Diseño y manejo de procesos de cambio" tuve el placer de leer un escrito de Alexis Codina, titulado “El modelo o teoría del cambio”, que trata de cómo el cambio ha rodeado e impactado al mundo organizacional en el último siglo, dejándonos una moraleja importante de recordar: El cambio es necesario, no queda otra que aprender a manejarlo. Entre las citas que encontramos en su escrito, debemos de tomar en cuenta de manera especial  la de Rosabeth Moss Kanter, quien nos dice que el cambio ha generado una variedad de productos en el mercado, los cuales vendrían a ser estrategias o modelos ofrecidos a empresas para ser aplicados. El modelo que vamos a tomar en consideración fue propuesto por Kurt Lewin y Schein, quienes afirmaban que en el proceso se encontraban dos obstáculos: Falta de disposición y poca duración de cambio. Para evitar esto, el modelo fue dividido en tres fases: Descongelamiento, cambio y recongelamiento.

Es evidente que para comenzar el proceso, el individuo o la organización primero debe darse cuenta que debe de cambiar. El objetivo del descongelamiento es precisamente ese, comprender y aceptar la situación para poder modificar aquello que está fallando. A partir del análisis de ciertos casos, el texto nos indica que generalmente una organización busca cambiar por tres razones: Están mal y tienen miedo, no están tan mal pero quieren mejorar o se encuentran bien y quieren mantenerse igual. Para completar esta fase correctamente, fueron propuestas tres tácticas: La invalidación, la cual consiste en que la gente sienta que algo anda mal y busquen el cambio; la inducción de culpa, donde la gente se siente responsable de hacer algo, y la seguridad psicológica, donde entran factores como la vergüenza o humillación, lo cual los motiva a hacer algo al respecto.

Luego tenemos la introducción al cambio, donde no sólo es necesario sentir el querer cambiar, sino tener ya una idea o fuentes de información que nos brinden pautas para una restructuración. Esta fase no es nada fácil, ya que implica formación y entrenamiento, establecer nuevos procedimientos, determinar una visión, objetivos, estrategias y nuevos planes de acción. Para esto es importante identificar y designar agentes de cambio que lleguen a todos los niveles de la organización. Schein propuso dos mecanismos que van a posibilitar la restructuración: seleccionar un modelo para utilizarlo como guía y explorar nuestro entorno para encontrar posibilidades. En el primero, podemos encontrar diferentes consultoras que nos brinden esta experiencia, mientras que en el segundo, podemos ver las experiencias que se hallan a nuestro alrededor. Otro factor importante es el cliente y su retroalimentación, lo cual nos ayudará a marcar las pautas para el cambio.

Finalmente, está la fase de recongelamiento,  la cual consiste en la repetición del comportamiento para volverlo un hábito. Generalmente, si es que esto no se realiza, ocurre lo mencionado anteriormente: El cambio dura poco. Encontraremos varios factores importantes durante esta fase, como por ejemplo: Un ambiente laboral positivo, una autoestima elevada ligada a dicho cambio, estimulación constante al nuevo comportamiento, retroalimentación, evaluación de desempeño y sobretodo, que los jefes den el ejemplo. Hay que tomar en cuenta que en caso de realizar la evaluación, es importante  ponerle mayor énfasis al reforzamiento positivo en vez de al castigo, que sea realizada de inmediato y de manera específica, retroalimentar en áreas que sí sean posibles de cambiar y que la motivación impartida sea provechosa.

En conclusión, el autor recomienda este modelo debido a la manera en la que facilita el detectar aquellas áreas que necesitan ser modificadas, brinda las herramientas para alcanzar el cambio y da importancia a la repetición y al hábito como técnica de reforzamiento. Es importante recordar que si uno de los procedimientos previos no fue completado correctamente, hay que volver a empezar, ya que es la única manera de lograr el cambio deseado de la manera adecuada. Me pareció muy interesante este tema, ya que hoy en día nos preguntamos frecuentemente cómo podemos lograr efectivamente un cambio, en especial si estamos hablando en el ámbito laboral. Pues bueno, ¡ahora saben un método eficiente para aplicarlo!


Les presento una de mis favoritas escenas de la reconocida serie "Buffy the Vampire Slayer". Esta escena, perteneciente al episodio número 16 de la quinta temporada, titulado "The Body", salió al aire el 21 de febrero del 2001. Siempre consideraré a Joss Whedon un genio, pero definitivamente nadie puede negar que se lució en este proyecto.

A diferencia de los demás episodios, éste solo contiene una escena sobrenatural con vampiros. Considerando que la serie gira alrededor de una cazavampiros, no se puede pedir mucho. Sin embargo, el episodio estuvo enfocado en algo con lo que todos nos podemos sentir identificados: el temor de perder a un padre.

Durante 40 minutos, observamos cómo reaccionan Buffy y sus amigos ante la muerte de su madre tras fallecer de un aneurisma. "The Body" ha sido considerado uno de los mejores proyectos de Joss debido a las técnicas y métodos que utilizó para convertir este episodio en una experiencia lo más realista posible. La ausencia de música de fondo le da un toque sumamente dramático, y se puede evidenciar un uso apropiado de sonidos y silencio. Los micrófonos fueron localizados lo más cerca posible de los actores, para que así sus voces y los sonidos del contexto se escuchen con mayor intensidad.

La escena en la que Buffy llega a la casa y encuentra a su mamá en la sala fue filmada con una cámara de mano que se mantenía en constante movimiento, así como la escena en que se genera una ilusión de que los botones del teléfono se van volviendo más grandes mientras Buffy llama a una ambulancia, fue un efecto que Joss añadió en base a lo que él experimentó cuando su madre falleció.

Muchas de las escenas fueron filmadas de una manera "peculiar", por ejemplo, cuando el paramédico le dice a Buffy que su madre no lo logró, la cámara enfoca solamente sus labios, poniéndonos en la perspectiva del personaje. Otro detalle que fue un poco difícil de notar, es cuando en el hospital el doctor le dice a Buffy: "I have to lie to you to make you feel better". Claramene un doctor no te diría eso, pero la ilusión nos demuestra que en estas situaciones uno escucha lo que su culpa quiere que escuche.

Un tema interesante que ya he tratado anteriormente es el proceso de duelo tras la pérdida de un ser querido. Según lo que he leído en fuentes como www.tv.com, cada uno de los personajes representan una etapa diferente durante este episodio. Xander, por ejemplo, demuestra ira. Buffy demuestra negación y Tara nos muestra aceptación, tomando en cuenta que ella ya ha pasado por situaciones así anteriormente.

Otro aspecto que podemos notar es el salto de una realidad a otra, a medida que Buffy va atravesando la muerte de su madre. Por ejemplo, mientras ella ve a los paramédicos intentando salvarla, vemos una escena en la cual Joyce sobrevive después de ser trasladada al hospital. De un minito al otro, volvemos a la escena anterior donde encontramos la cruda realidad, donde la cual los paramédicos, tras varios intentos, no lograron salvarla. Asimismo, cuando el doctor le está explicando a Buffy que no fue su culpa, observamos escenas en las cuales ella lograba llefar temprano a su casa y por ende, salvaba a su mamá.

Creo que esto nos puede pasar a todos. ¿Quién no se imagina una realidad en la cual las cosas salieron de manera diferente?

Este episodio siempre me impactó por ese toque realista y recomiendo que si les interesa el tema, lo vean. Siempre he pensado que estos proyectos nos brindan una percepción de las cosas que nos motiva a valorar un poco más lo que tenemos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Un mecanismo autodestructivo



Si de algo estoy seguro, es que en mi vocación, la Psicología forma un rol muy importante. Hoy quiero hablar sobre una teoría muy interesante y a la vez real, que a pesar de ser compleja, hoy en día se ha vuelto muy común y nos puede pasar a cualquiera de nosotros. Sigmund Freud, médico neurólogo, conocido por realizar un montón de investigaciones que luego vendrían a ser prácticamente las bases para la comprensión del comportamiento humano, planteó una teoría, la cual indicaba que el ser humano utilizaba mecanismos de defensa de manera inconsciente, para protegerse ante situaciones de estrés o conflicto. Sin embargo, entre estos mecanismos podemos encontrar uno en particular, conocido como “Identificación con el agresor”, mediante el cual la víctima desarrolla una relación de complicidad con el individuo que lo ha agredido tanto física como mentalmente. Esto ocurre en casos de abuso infantil, secuestros y prisioneros de guerra, o campos de concentración.

Diversos psicólogos a través de la historia, han descubierto que los casos de abuso infantil dentro de las familias, generalmente se originan de acontecimientos similares a éste. Esto quiere decir, que la persona que agrede al infante, tiende a tener recuerdos de abuso reprimidos dentro de su inconsciente, y por ende, los manifiesta de esta manera. “…el agresor (a) tiene memorias reprimidas acerca de su propio abuso que no desea recordar, y por eso prefiere agredir a otras víctimas, en vez de confrontar sus propios temores y traumas” (De León, 2001, p.117).


En los casos de secuestro o retención de rehenes, este mecanismo ha sido relacionado con el Síndrome de Estocolmo, ocurrido en el año 1973, dentro la ciudad de Estocolmo, Suecia, donde varias personas fueron tomadas como rehenes dentro de un banco, y una de ellas se enamoró de su agresor, negándose a testificar en contra de él. Así mismo, cuando una persona no está en capacidad de enfrentar dicha presión en una situación de secuestro, acude a este mecanismo. “Dicen los psicólogos que, en caso de secuestro, es frecuente que la respuesta del secuestrado se adapte a la pauta del llamado ´Síndrome de Estocolmo. Sometido a una presión insoportable, para mantener el equilibrio psíquico, acaba amando la mano que amenaza golpearle” (Ibáñez, 1997, p.206).


Esto también ocurre en prisioneros de guerra o campos de concentración, donde las víctimas, después de todo el abuso que han recibido, modifican su conducta para que de esta manera logren desarrollar cierto afecto hacia sus agresores, y así, unirse a ellos. “El ejemplo más sorprendente por incongruente es quizás el de la identificación con un poderoso captor. Bettelheim (1953) escribió este suceso en una situación extrema, un campo nazi de concentración en el que los prisioneros llegaron a identificarse con sus guardianes de las SS” (Coleman, 2011, 222).


En conclusión, este mecanismo solo ocurre en casos donde haya abuso físico o mental. Si el individuo no puede enfrentar el estrés causado por dicho acontecimiento, recurre a una conducta afectuosa hacia su agresor. Así como existen diversos tratamientos para este fenómeno, también es importante tomar en cuenta la historia de la persona para descartar antecedentes familiares relacionados con abuso. Una vez empezado el tratamiento, la persona estará en capacidad de recuperarse y corregir su conducta. Este mecanismo me parece muy interesante y quise compartirlo para informar un poco acerca del asunto. A continuaci
ón, detallaré  la bibliografía y fuente de mi investigación.

Bibliografía:Coleman, James, Fundamentos de Teoría Social, CIS, España, 2011.

Ibáñez, Jesús, A Contracorriente, Editorial Fundamentos, España, 1997.

De León, Giovanna, Abuso Infantil: Evaluación y Tratamiento Clínico, Ediciones Clásica, España, 2001.